martes, 7 de abril de 2020

Comunidad cristiana

Reforma sobre el libre albedrío

Las cuestiones planteadas por los ataques de Agustín al "pelagianismo" han tenido una larga historia en el cristianismo, resurgir notoriamente en los debates de la Reforma sobre el libre albedrío y la predestinación. Sobre el Espíritu y la Carta (escrita en 412) viene de un momento temprano en la controversia, es relativamente irénica y expone bellamente el punto de vista de Agustín. Sobre la Gracia de Cristo y sobre el Pecado Original (escrito 418) es una exposición más metódica. Las posiciones más duras que Agustín toma a favor de la predestinación desde sus últimos años aparecen en La Predestinación de los Bienaventurados y El Don de la Perseverancia.

Aprende como orar para que te desee sexualmente en
https://oracionespoderosasmilagrosas.com/oracion-para-que-me-desee-sexualmente/

El Espíritu de Agustín, El logro de Agustín

No se puede subestimar el gran número de lectores de Agustín en la Edad Media. Miles de manuscritos sobreviven, y muchas bibliotecas medievales serias, que no poseen más que unos pocos cientos de libros en total, tendrían más obras de Agustín que de cualquier otro escritor. Su logro es paradójico, ya que, como una estrella del pop moderno que gana más dinero después de la muerte que en vida, la mayor parte fue ganada después de su muerte y en tierras y sociedades muy alejadas de la que él vivió. Agustín fue leído ávidamente en un mundo donde la ortodoxia cristiana prevalecía de una manera que apenas podía haber soñado, por lo tanto, un mundo diferente al que sus libros estaban destinados a aplicarse. Parte de su éxito se debe al innegable poder de su escritura, otra parte a la buena suerte de haber mantenido una reputación de ortodoxia intachable incluso por los debates sobre algunos de sus puntos de vista más extremos.

Sólo dos cosas, Dios y el alma

Pero sobre todo, Agustín encontró su voz en torno a algunos temas que interpretó elocuentemente y bien durante una larga carrera. Cuando Agustín se pregunta en sus primeros soliloquios qué es lo que desea saber, su respuesta es "sólo dos cosas, Dios y el alma". En consecuencia, habla de su reverencia por un Dios que es remoto y distante y misterioso, y al mismo tiempo poderosa e incesantemente presente en todos los tiempos y lugares: "totus ubique" fue el mantra más repetido por Agustín para esta doctrina, "todo él en todas partes".

Comunidad cristiana

Al mismo tiempo, capta la gravedad y la provisionalidad de la condición humana, centrada en la experiencia aislada e individual de la persona. Por todo lo que Agustín escribe sobre la comunidad cristiana, su cristiano está solo ante Dios y está prisionero en un cuerpo y alma únicos, dolorosamente consciente de la manera diferente en que se conoce a sí mismo y conoce -a distancia y con dificultad- a otras personas. (Agustín debe haber sido un amigo abrumador para muchos que lo conocieron, un torbellino y casi una fuerza intimidatoria, pero al mismo tiempo no vemos a ningún amigo suyo tan íntimo como Atticus a Cicerón o Lou Salome a Rilke - para seleccionar otros dos solitarios elocuentes).

La presencia de Dios

Pero Agustín logra una mayor conmovedora. Su yo aislado en la presencia de Dios se le niega incluso la satisfacción del solipsismo: el yo no se conoce a sí mismo hasta que Dios se digne revelar a los seres humanos su identidad, e incluso entonces no hay confianza, no hay descanso posible en esta vida. En un momento de las Confesiones el obispo maduro admite con tristeza que "no sé a qué tentación me rendiré después", y ve en esa incertidumbre el peligro de su alma interminable hasta que Dios lo llame a casa. El alma experimenta la libertad de elección y la consiguiente esclavitud al pecado, pero debe saber que la predestinación divina prevalecerá.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario